Las marcas que surgen tras un beso-succión son inocuas normalmente, pero no siempre.
Científicamente hablando, la sugilación, más conocida como chupetón, es un tipo de hematoma llamado equimosis que surge debido a una fuerte succión realizada con la boca sobre alguna parte del cuerpo, normalmente el cuello. Su evolución de colores suele ir desde el negro y el morado hasta el anaranjado y el amarillo, pasando por el azul y el verde; y dura en torno a unos quince días. A priori son bastante inocuos, pero en ocasiones pueden dar problemas más graves que los puramente estéticos.
El verano pasado se publicó la noticia de que un joven de diecisiete años había muerto en México a causa de un chupetón que le había dado su novia. Al parecer, había vuelto a casa porque estaba sufriendo convulsiones tras besarse con ella, y allí murió de una embolia ante la mirada impotente de sus padres.
Sin embargo, muchos médicos se apresuraron a aclarar que la posibilidad de este tipo de accidentes –un coágulo en una arteria cerebral– es muy remota. Charles Abrams, presidente de la Sociedad Estadounidense de Hematología, afirmó que los coágulos en venas o arterias se suelen formar cuando el flujo sanguíneo es lento, algo que difícilmente puede producir un beso y que, según este científico, requeriría un trauma muy potente.
Aun así, no es el primer accidente descrito en la literatura médica por una succión amatoria. En 2010, el New Zealand Medical Journal destapó el caso de una mujer que sufrió parálisis de un brazo durante varios días a causa de un chupetón.
Luis Muiño / Raquel de la Morena
Fuente: Muy interesante