Puedes repetir esto tantas veces como lo quieras para satisfacerte de que has hecho algo por ese caso, pero siempre que tú hagas tu tratamiento al abrir los ojos, no hay necesidad de hacer nada más.
Verás cómo poco a poco el tratamiento se te irá extendiendo él solo y encuentras que todo el día, en todas las circunstancias, te acude a tu mente, hasta que siempre estarás consciente de la Presencia de Dios en ti y en los demás, en todo lo que te rodea y en todo lo que existe,
basta con pensar en Dios para que él entre, domine y perfeccione.